En Pushkar había tanta gente como esperábamos, además de camellos, caballos, turistas, y algunas cobras bailarinas. De hecho, una de ellas que se fue a dar una vuelta por el pueblo, topó con la maharahí nº 2, que aún muestra algunos signos de pánico.
CAMELLO DE FIESTA EN LA FERIA DE PUSHKAR
Visto el tamaño del campamento que se estableció a las afueras de pueblo, puede que coincidieran en esta ciudad todos los gitanos del Rajastán además de buena parte de los hindis, musulmanes, jainistas y otros habitantes de la India toda.
MUESTRARIO DE MEDICINA AYURVÉDICA
El motivo que les trae hasta aquí no solo es el trapicheo de camellos u otras mercancías de su interés, sino el conseguir purificarse en el lago sagrado en el momento de mayor potencial sanador de sus aguas: la luna llena de karttik, octavo mes del calendario lunar hinduísta.
EL LAGO DE PUSHKAR Y SUS GHATS
Las escaleras que llevan al lago (los Ghats), ofrecen un espectáculo de intensos rojos, amarillos, azules, blancos… todos los colores de los sharis de las mujeres a la hora del baño. Se nos han puesto los pelos como escarpias.
RAJPUTA EN LA FERIA DE PUSHKAR
La policía cuida de que no se fotografíe, no se fume, no se gasten bromas ni haya manifestaciones de afecto en este lugar sagrado.
A la vista de que no nos alcanzó ninguno, pensamos que también han controlado a algunos falsos brahmanes que andan sacándole los cuartos al personal tras arrastrarles a una ceremonia donde se consigue la suerte eterna para uno mismo y todos sus familiares.
CAMELLO TUNEADO PARA LA FERIA
Hemos conocido el único templo que el dios Brahma tiene en India, eso sí, llevadas literalmente en volandas por cientos de fieles en una exaltación mística que no ha tenido precedentes en nuestro viaje.
El lugar de culto estaba lleno de moscas y avispas, que se alimentan de las ofrendas al dios, y en ese estado de “indian cleaning” al que nos vamos acostumbrando.
EL "INDIAN CLEANNING"
LOS CAMELLOS ABANDONAN LA FERIA
En Pushkar todo el mundo está en el mercado, o en el asentamiento de las jaimas, o alrededor del lago. Nosotras, por supuesto, entre todos ellos.
Como el centro está colapsado, tenemos que irnos a las afueras a buscar un vehículo que nos saque de aquí; buen trato pero ineficaz, porque una vez más nos dejan tiradas en la puerta del hotel… y vuelta a empezar.
SADHUS EN EL BARRIO
Hoy se nos ha añadido un imprevisto: un macaco-reshus ha entrado por la ventana de la habitación y se ha llevado una bolsa de plátanos y un cinturón-fashion de la maharahí nº 5. A pesar de nuestros esfuerzos, no hemos conseguido localizar al portador del cinto, que suponemos estará causando furor entre sus congéneres.
EL MACACO RHESUS CON EL CINTO-FASHION DE LA MAHARAHÍ
Por fín salimos hacia Mandawa en lo habitual: el Tavera-guiris.
Tenemos que confesaros que hemos implementado un sistema defensivo frente al habitual interrogatorio de tukeros, gestores de hoteles o espontáneos sin más: Como las preguntas giran siempre en torno a nuestro trabajo y estado civil, acordamos que las pamca yatra trabajan para el gobierno (no especificamos en calidad de qué). Todas tenemos un husband y dos o tres hijos que nos esperan en nuestro país. A veces incluso les hacemos creer que ninguna trabajamos y que son los husbands los que se ocupan de nuestro bienestar. Hemos percibido cierta perplejidad ante este discurso y un alto grado de tolerancia hacia la forma de vida de los extranjeros.
COLORES EN LINGA
Os seguimos contando en nuestra próxima entrada: Mandawa
Phir Milenge.